Dallas y Cherry.
¡Increíble! Al fin se me ha ocurrido algo que escribir. Voy a empezar con un par de fanfics basados en el libro "Rebeldes", de Susan E.Hinton. Que, por cierto, os lo recomiendo fervientemente. Es uno de los mejores relatos que jamás he leído, aunque sea pequeño. "Las mejores cosas vienen en frascos pequeños".
Bueno, os estaba contando que ya se me ha ocurrido qué escribir. Voy a narrar un Dallas + Cherry. Espero que no os disguste y, si os gusta, ¡mejor aún!
Así he decidido buscar mi primer rol como Cherry. Bueno, eso de rol... No llega ni a rol. Ni siquiera tenía la cuenta creada. Una noche, aburridos, roleamos un Dallas y una Cherry, que por cierto el primero de estos los hace genial. Un Dallas muy bueno.
El caso, he recuperado ese MINI rol, que no llegó a ser nada, pues la noche conduce a quedarse dormidos... ¡y aquí lo traigo! Me he limitado a pasarlo a pasado y he añadido pocas cosas, no quería modificar el rol original. ¡Disfrutadlo! O no...
La miró fijamente a los ojos. Medio sereno, medio divertido. Esbozó una sonrisa. Una sonrisa que en otra ocasión habría provocado que se fuera, asqueada, como aquella vez en el Cine de los Automóviles.
-Cherry Valance -sonrió, la expresión en su cara apenas varió un instante y se acercó dando un paso. Ella ladeó la cabeza con una expresión impasible en su cara. "Sonreiría, pero a él no. Sé que a él no debo..." se decía en sus pensamientos.
-Dallas Winston -le respondió del mismo modo, asintiendo decidida. Su expresión era de puro reto, pero en su interior se libraba una batalla mayor.
La luz del neón del Club Social lucía persistente, aunque parpadeaba a ratos. Dallas reparó en el extraño hecho de que una soc estuviese en un local de un greaser y, observándola, se rió.
-¿Qué hace una soc como tú en un local tan greaser como este?
-Yo... na-nada-. Tenía una excusa preparada pero esta se quedó seca, al igual que su boca. "Vamos, Sherry Valance, no te sonrojes ahora", se dijo a sí misma, encarándose al chico-. Pasaba por aquí y...
"¡Vaya, qué genial excusa!", se reprendía, todavía hablando consigo misma, "¿qué tiene ese soc?"
-¿Nada? Eso se puede cambiar-. El rostro del muchacho se endureció y, apretando la mandíbula, se acercó aún más a ella. Frente a frente, la abrazó con su brazo derecho por la cintura, acercándola más a él, con fuerza. Entonces sonrió socarrón, sin delicadeza:
-Estás un poco sonrojada o... ¿es el neón?-divertido, miró la lámpara color rosa.
"Una soc interesante, al menos, para ser un soc". Ese pensamiento provocaba una sonrisa en su cara, esta vez sonora, que trató de ahogar para mantener a la chica en tensión. Se concentró en sus ojos, grandes y contemplativos, sobretodo, confusos y enfadados...
-¡No soy una de tus chicas!-Cherry le devolvió a la realidad con dureza, apretando la mandíbula realmente enfadada. Recordaba claramente la otra vez que él le había tratado de ese modo, en aquél Drive In. La luz del neón la deslumbraba, y sentía el cálido aliento del greaser tan cercano... Las manos de ella se aferraron a sus brazos, tratando de apartarlos.
-¡Dallas Winston, suéltame ahora mismo o... !
-Me encanta cuando farfullas mi nombre-. El hood interrumpió la amenaza, que se evaporó en el aire. Sonriendo, la atrajo hacia sí. Su manera de gritarle le excitaba de mala manera. Malhumorado por su genio, aunque divertido por su reacción, se inclinó y la besó, para enfadarla, para probarla...
-Nadie ha dicho que lo seas, nena. No tienes por qué ponerte así-finalmente la soltó, sonriendo.
-Maldito seas...-murmuró Cherry, colocándose bien la ropa, un brillo furioso asomaba en su mirada- ¿No hay nadie normal en este local?-Preguntó lentamente, sonriendo satisfecha mientras esperaba su reacción.
-Tú misma lo has dicho,-la miró y soltó una desagradable carcajada, señalándola con el dedo índice- no hay nadie normal. ¿Acaso los greasers de aquí somos demasiado sucios y pobres para ti, Milady? -Sonrió con sorna, asqueado. Escupió al suelo, se quitó la camiseta y encendió un cigarrillo, mordiéndolo con los dientes en lugar de sujetarlo con los labios. Volvió a sonreír y sacudió la cabeza, mirando al suelo y a sus ojos, alternando. -Tampoco sabes tan bien como cuentan.
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